La noche del 30 de julio pasado, después de que el chavismo lograra su Asamblea Nacional Constituyente, Carmen Sivoli guardó su pasaporte y algo de dinero en el koala (riñonera) más modesta que encontró y se fue de su casa. Tenía que salir del país. Habían allanado la residencia del alcalde de su municipio, Campo Elías en Mérida, y ahora iban por ella. No importaba que fuera diputada, que tuviera inmunidad… Así lo reseña infobae.com
Salió de noche y pasó de casa en casa hasta que logró cruzar a Colombia. En su travesía, se encontró con la inesperada mano tendida de varios chavistas. “Esa noche me llamó una persona bastante afín al chavismo para decirme que me fuera, porque los regímenes totalitarios creen que todo lo tienen controlado, pero eso es mentira. Esa persona, de una fuerza de seguridad, me lo dijo: ‘¡Sale, ahora!’”.
Ese fue el último de varios avisos que recibió. “Hacía días que dirigentes amigos me decían que tuviera cuidado, las cosas iban pasando y no sabes qué te puede ocurrir. Estás en el limbo, en una espiral de violencia, si te toman no sabes qué te puede pasar”. Sivoli cuenta que irse fue la decisión más difícil que tuvo que tomar. No quería.