Conseguir los testimoniales para este artículo fue tan sencillo, que entristece. Todos los venezolanos tienen una parte importante de sus afectos viviendo en otras fronteras, hablando idiomas ajenos, adoptando culturas, cultivando nuevas amistades e intentando hacer de sus pocos metros cuadrados un hogar.
Sus historias, esas que construyen a distancia, empiezan cuando el avión despega rumbo a un destino que se elige casi a dedo. Aprenden a cambiar unos problemas por otros, esos que existen cuando hay espacio para el desarrollo y la ciudadanía. No es fácil para ellos y no es menos complicado para los que dejan atrás. Estar lejos de la patria, de casa, supone un acto de coraje, una tonelada de esfuerzo, un poco de desapego y un montón de ganas.
Todos sueñan con volver, es el común denominador. La estadía es temporal, sin embargo echar raíces y adoptar culturas es inevitable. Estas son solo poquísimas historias de hijos que se vieron prácticamente botados por su patria