Varias son las maletas que llenan el área principal del Aeropuerto Nacional Arturo Michelena en Valencia. Una es la de Zadi Chacín. Lleva más de un día en la ciudad porque no encuentra vuelo para Maiquetía, su penúltima parada antes de regresar a su hogar, Puerto Ordaz.
A Chacín le corre un hilo de sudor por el rostro. En el aeropuerto no hay aire acondicionado. Las personas caminan de un lado a otro sin sentido y el diminuto espacio se vuelve asfixiante para los pasajeros. La mujer esperaba hacer un viaje con conexión directa a la ciudad sureña pero para hacerlo realidad tendrá que hacer cuatro escalas: Maracaibo, Valencia, La Guaira y Puerto Ordaz.
Lleva tres horas en el aeropuerto y pasó la noche en un hotel cercano, por lo que tuvo que pagar gastos extra como taxis. Toda la inversión, a su juicio innecesaria, supera los dos millones de bolívares. Por fortuna cuenta con los recursos para hacerlo, pero no todos los tienen.
La aerolínea prestadora de servicio es Avior Airlines, una compañía con 13 años de trayectoria con base en Barcelona y Valencia. Es una de las pocas empresas que funciona en el país, luego de la masiva migración de otras compañías debido al incumplimiento de pagos por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
No es la única agencia de viajes, también están Turpial Airlines, Laser y Conviasa. Esta última no quiso dar información sobre costos de pasajes y rutas cubiertas porque necesitaban órdenes de los jefes en Caracas.
Chacín continúa a a la espera. Una mujer en uniforme avisa que las personas con destino a Maiquetía se coloquen en una de las siete filas que se forman en un desorden incontrolable. La gente no parece tener muy claro en donde tienen que alinearse, por lo que se coloca en su lugar y espera que la cola avance.
La mujer se siente frustrada y es un sentimiento que viven miles de venezolanos que viajan por el país en cualquier temporada. Esta vez es diciembre y las navidades se acercan, muchos quieren visitar a sus familiares. Chacín lo hizo en Maracaibo.
Conseguir pasajes no le fue fácil, fue otra odisea que sorteó y que superó “Debido a la falta de aerolíneas las pocas que trabajan ofrecen los pasajes un día si y otro no. Uno debe ingeniárselas para conseguirlo”.