“No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha”, reza la Biblia, pero dar limosna en secreto resulta difícil en Venezuela. La escasez de efectivo obliga a las iglesias a aceptar dinero plástico, de cualquier modo insuficiente.
Antes de darles la bendición, el padre Alirio Suárez les recuerda a los fieles que, ante la falta de moneda, pueden hacer sus donaciones por el “punto de venta”, como se conocen popularmente los datáfonos.
Relegando el mandato cristiano de discreción, varios entran a la sacristía para pasar sus tarjetas de débito o crédito, debiendo revelar nombre, número de cédula y monto del diezmo.
“El poco efectivo que consigo es para el pasaje (de autobús)”, dice Gladys Ángel, tras deslizar el plástico.