Aunque países como Brasil y Estados Unidos y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, han apoyado abiertamente la decisión de la Asamblea Nacional de Venezuela (AN) y su presidente, Juan Guaidó, de «asumir las competencias para conformación de un gobierno de transición», Nicolás Maduro mantiene la teoría de que desde afuera se busca minar la soberanía de su país y parece indiferente ante lo que analistas han considerado como un desafío.
Justo este martes, la Asamblea Nacional declaró como «usurpador de la presidencia» a Maduro y aprobó amnistía para los civiles y militares que «colaboren en la restitución del orden constitucional».
La declaración llegó dos días después de que Guaidó fue detenido brevemente por miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) este domingo, cuando iba camino al estado de Vargas para un cabildo abierto.