Enero marcó el comienzo de la salida del régimen dictatorial de Nicolás Maduro, desde el día 5, cuando se eligió a una nueva directiva en la Asamblea Nacional, presidida por el diputado Juan Guaidó y su posterior juramentación el día 23, al aceptar las competencias del Poder Ejecutivo trazado en la Constitución; el apabullante reconocimiento como presidente interino de la República por la mayoría de los gobiernos democráticos del mundo y las contundentes acciones del gobierno de Estados Unidos al apoyar toda iniciativa que conduzca al desalojo definitivo de Maduro y sus secuaces, considerados como una amenaza para la seguridad de ese país y del mundo.
Todo eso registra el inicio de una compleja etapa de transición hacia la democracia. ¿Cómo se ejecutará? Por lo visto, Maduro aunque quiera no renunciará, es rehén de un entorno delincuencial que en su desesperación ha decidido resistir con las botas puestas, “rodilla en tierra y bayoneta calada”, para así eludir las sentencias que le esperan en la justicia internacional.