El renacimiento de Venezuela

El renacimiento de Venezuela 1

Seguramente, el desafío más importante y difícil de toda su trayectoria histórica desde el proceso mismo de la Independencia. Es cierto, como se viene alegando, que Venezuela experimenta ya un «cambio histórico», sobre todo por las consecuencias de éste; pero lo relevante de tal tipo de cambios es si son para bien, o sea para progresar; o si son para mal, y en nuestro caso no para retroceder, sino para caer en el vacío. Me parece que no es complejo discernir la dirección del llamado cambio histórico. Es la dirección propia de una hegemonía despótica, depredadora, envilecida y devastadora. No hay, lamentablemente, ni un ápice de exageración en este sentido.

A Manuel Caballero le gustaba hablar y escribir sobre el «renacimiento de Venezuela». Explicaba que renacimiento no es restauración, cosa de veras imposible y tampoco deseable. Pero renacimiento también supone que hay un fundamento del cual partir, del cual ascender, del cual renacer. Ese fundamento de Venezuela todavía existe. No en sus estructuras típicas de poder, pero sí en la manera de ser de buena parte de los venezolanos. Gente sencilla, perseverante y solidaria, que ha pasado y pasa las verdes y las maduras, y que a pesar de todos los pesares no pierde el apego por su tierra y por aquellos valores que pueden calificarse de afirmativos. Hay luces y sombras, sin duda, pero hay que enfatizar aquellas más que éstas.
Hay varias oleadas de profesionales venezolanos que en un contexto radicalmente distinto, podrían empujar con mucha fuerza el renacimiento del país, en sus más diversas dimensiones, políticas, económicas, sociales, culturales, y espirituales. Eso forma parte del fundamento de Venezuela, que aún no ha sido arrasado. Hablar de reconstrucción o de renacimiento es esencialmente igual. No es empezar de cero, sino aprovechar los activos que existan, y que fueron cimentados con mucho esfuerzo a lo largo de mucho tiempo, para que Venezuela tenga la oportunidad de levantarse de su postración. No sin dificultades de cualquier naturaleza, pero con una perspectiva positiva. ¿Imposible que ello ocurra? No, no es imposible. ¿Ocurrirá inexorablemente por quién sabe qué patrón de cambios históricos? Tampoco las cosas suelen suceder así.

Esa reconstrucción, o como prefiero decir, siguiendo al maestro Caballero, ese renacimiento, tiene que forjarse en una lucha frontal para superar la hegemonía, por las amplias rutas que establece y exige la Constitución formalmente vigente. Mientras más se prolongue la tragedia, más complicada se hará la apertura de esa nueva etapa en la vida venezolana.