Juan Vicente lleva 111 años viviendo en los Andes de Venezuela. Allí nació, creció, trabajó, se casó, tuvo 11 hijos y allí espera, en medio de su austera, pero feliz existencia, una certificación como una de las 10 personas más ancianas del mundo pues en su país ya es, con diferencia, el mayor.
Cuando nació, en 1909, era previsible que le pusieran el nombre más famoso de entonces, el del dictador Juan Vicente Gómez, también oriundo del estado Táchira, quien condujo con mano dura el país casi treinta años, durante la infancia y juventud del ahora supercentenario.
En silla de ruedas, «el tío» es hoy un hombre de sonrisa fácil, de escasas palabras y de una fe que profesa con varios rezos al día u oyendo eucaristías por radio. Es un siglo de costumbres que resiste entre las montañas.
EL AMOR
Cuando Juan Vicente tenía 28 años -y el país se forjaba su fama de reservorio petrolero- se casó con Ediofina, también tachirense, y, como mandaba la idiosincrasia de entonces, el matrimonio se dedicó a procrear tanto como permitieran los cuerpos.